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La primera pregunta que me surgió después de leer cada una de las piezas de Todas las historias de amor terminan mal fue la siguiente: ¿cómo se dio cuenta el autor de que allí había un cuento? Maximiliano Vázquez tiene la lucidez y la potencia necesarias para ver en donde los demás no vemos nada, para detenerse mientras los demás seguimos de largo. Y entonces puede detectar el derrumbe en un gesto del agua, la catástrofe en una mueca, el final en un cambio de luz.
En estos diez cuentos, el lector se encontrará con historias de amor que acaban de volar por el aire, que van a hacerlo en cualquier momento o que ya lo hicieron aunque sus protagonistas no se dieron cuenta.
En estos diez cuentos, el lector se encontrará con personajes a la deriva de una prosa ajustada y contundente, con imágenes que perdurarán más allá de la lectura del libro.
En estos diez cuentos, el lector se encontrará con un tremendo escritor que deja su marca allí donde los demás nunca habíamos mirado.
Martín Sancia Kawamichi
